El diseño del producto

Un producto puede ser un bien o un servicio. Un bien es un conjunto de tangibles tales como el núcleo material, el envase, el empaque, el etiquetado, etc., pero que también incluye elementos intangibles tales como el servicio al cliente, las garantías, la marca, etc. Un bien se basa en los atributos que pueda tener.
Mientras que un servicio es un conjunto de intangibles tales como desempeños, esfuerzos, atenciones, etc., pero que también incluye elementos tangibles tales como, por ejemplo, en el caso de un restaurante, los alimentos, las bebidas, los muebles, etc. Un servicio se basa en la confiabilidad, calidad o calidez en la atención al cliente. Aunque un servicio es un producto, usualmente se utiliza el término “productos y servicios” para hacer referencia a los “bienes y servicios”. Para diseñar o desarrollar un nuevo producto, en primer lugar debemos investigar y analizar las necesidades, gustos, preferencias, deseos y características de los consumidores que conforman nuestro mercado objetivo. Y, una vez que hemos recogido y analizado dicha información, pasamos a diseñar un producto que se encargue de satisfacer dichas necesidades, gustos, preferencias y deseos, y que aproveche dichas características. Pero también, lo diseñamos teniendo en cuenta nuestra tecnología, nuestra experiencia, nuestra capacidad de producción, y nuestra capacidad financiera. Asimismo, al momento de diseñar un producto, no sólo debemos considerar sus características físicas, sino también los beneficios que les pueda brindar a los consumidores. Debemos tener en cuenta que cuando un consumidor decide adquirir un producto, no sólo busca lo material, sino también los beneficios que éste le pueda otorgar, los cuales pueden ser:

Beneficios sensuales:
sabor, atención, tipo de público, aspecto, ambiente.

Beneficios psicológicos:
comodidad, status (debido a la marca), sensación de bienestar, satisfacción.
Una vez que hemos diseñado y lanzado al mercado nuestro nuevo producto, no debemos quedarnos sólo ahí, sino que debemos saber que el ciclo de vida del producto es cada vez más corto y, por tanto, debemos siempre innovar y sacar constantemente nuevos productos al mercado.

Estos nuevos productos no necesariamente tienen que ser productos totalmente nuevos, sino que a los que ya tenemos podemos agregarles nuevas mejoras, nuevas características, nuevas funciones, nuevas utilidades, nuevos atributos; por ejemplo, podemos lanzar nuestro antiguo producto, pero con un nuevo diseño, un nuevo empaque, una nueva etiqueta, etc. Podemos también sacar al mercado una nueva línea de productos; por ejemplo, si nuestros productos están conformados por jeans para damas, podríamos optar por sacar al mercado una línea de zapatos o carteras para damas. Podemos también optar por introducir nuevas marcas, pudiendo por ejemplo tener dos marcas para un mismo tipo de producto, cada una dedicada a un mercado diferente, por ejemplo, podemos tener nuestra marca de jeans para damas, y optar por sacar una nueva marca de jeans, por ejemplo, con un mayor acabado y con un mayor precio, dedicada a otro mercado con mayor poder adquisitivo. Para lo cual debemos estar siempre atentos a los cambios del mercado, a las nuevas necesidades, preferencia y gustos, a las nuevas tendencias, a las nuevas modas, etc., siempre adaptándonos y siempre innovando. Para finalizar, veamos cuáles son los principales componentes de un producto:

La marca:
La marca es el nombre, término, signo, símbolo, diseño o una combinación de éstos que se le asigna a un producto para poder identificarlo y distinguirlo de los demás productos que existen en el mercado.
Pero además de estas funciones, una buena marca permite transmitir el concepto, el estilo o la personalidad del producto, realzar la publicidad, y fidelizar al cliente.

El empaque:
El empaque es el recipiente o la envoltura de un producto que tiene la finalidad de contener, envolver y proteger el núcleo del producto, así como facilitar su manipulación, transporte y almacenamiento.
Pero además de estas funciones, un buen empaque permite promocionar el producto al hacerlo más atractivo, diferenciarlo de los demás productos de la competencia, y hacerle publicidad adicional.

Los servicios adicionales: los servicios adicionales son aquellos servicios que se proveen sin que el consumidor los espere o los solicite, y que le agregan valor y un mayor disfrute al producto.
Ejemplos de servicios adicionales son la entrega del producto a domicilio, la instalación del producto, el servicio técnico o de mantenimiento, garantías, políticas de devoluciones, etc.

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